viernes, 14 de mayo de 2010

Adios...

Un adiós, una despedida, palabras que quedan efímeras en la vida, corriendo libres por el viento, dejando solo un amargo recuerdo, un recuerdo que se revive por palabras, lugares y momentos que jamás se olvidaran, fotografías bajo los vidrios de las mesas nos recuerdan el que ya no están o que pronto se irán para nunca regresar, ¿qué es verdaderamente lo que se extraña?, ¿por que todo se acaba?, ¿por que es tan duro decir adiós?, ¿por que no simplemente cambiarlo por un hasta luego?, ¿no se supone que después del cuerpo aún hay vida en una eternidad?.
Es un espíritu, pero aún así puedes verla directo a los ojos, pelear contra ella, una guerra perdida desde el comienzo, se aferra a su presa, no importa que tanto haga para desprenderse de ella, saborea su dolor como el mejor sabor, se deleita en la amargura de su espíritu, solo Dios puede contra ella, Él decide la hora y fecha de su llegada a veces no tan inesperada.
Difícil creer que ya no hay nada más que hacer, triste pensar que se pudo hacer más pero por ignorancia se dejó pasar, tantas esperanzas en nuevo mañana opacadas por la realidad, tantas promesas jamás realizadas, tantas palabras de aliento ahogadas en el viento, tantos momentos e historias que aparecen creando sufrimiento, lágrimas de dolor escurren sigilosamente por los rostros de quienes se quedan, ojos vacios se pierden en la inmensidad de su existencia.
La agonía creada por su dolor la muestra como la mejor solución, el vacío que quedará en el corazón solo el tiempo sabrá curarlo; ¿Egoísmo ó amor?, tal vez es un poco de los dos, el amor nos hace aferrarnos a su estancia en la tierra, y nos duele el “dejarlos ir”, entender que es el mismo final nos asusta, el saber que hay algo más allá nos reconforta.
Llorar no soluciona nada, pero es una perfecta cura para el alma, recordar con nostalgia es renunciar al presente, recordar para festejar, es saber que existió y que hizo grandes cosas por nosotros, que su vida no fue en vano y que dejó grandes huellas, la inexistencia de su cuerpo no niega la existencia de su alma, la falta de su materia no ausenta su presencia, fué lo que somos, seremos lo que será, seres intangibles eternamente, habitantes de un paraíso prometido por Dios en el más allá…


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