Una
estrella en el cielo, el reflejo de mi deseo, la respuesta escondida en mis
sentimientos, pensamientos traviesos que se vuelven anhelos, fantasías que
dejan de ser sueños y realidades que parecen de cuento…
Un
sol que encontró su reflejo, una luna que dejó de estar perdida en el lienzo
negro de la noche en el cielo, un deseo hecho estrella, una estrella hecha
materia… materia hecha sentimiento… el más bello, profundo y completo entre
todos ellos.
Un
sentimiento sin remedio, sin lógica ni explicación… tampoco existe el empeño
suficiente para entenderlo, basta con sentirlo para saber que es verdadero,
encontrarlo en el universo nuevo que se esconde tras los ojos de un ser que lo
ha hecho nacer desde las penumbras de la soledad y convertirlo en la sonrisa
que le das día a día al sol después de saber que eras más importante que la
tierra… eres la luna que encierra su materia de ser en el universo, el reflejo
escondido de lo que guarda con recelo en su interior.
Ansío
con fervor que llegue la noche y encontrarte dibujada en el cielo de mi sueños,
escuchar tu voz en el silencio, sentir tu cariño en el latir desacompasado del
corazón, suspirar en tu nombre, sonreír por tu existencia y dejar que el tiempo
transcurra tan rápido como los minutos y segundos se lo permitan para estar
junto a ti una vez más.
“Nunca
digas nunca”, nunca pienses nada definitivo… no sabes cuándo el destino se
encargue de recordarte que tu existencia tiene más de un motivo para ser
verdadera, llena de experiencia que la conviertan en una vida plena.
Durante
tanto tiempo he esperado sentada frente a la ventana que una estrella
humanizada descendiera del inmenso cielo irradiándome sin pensar en comprender
el por qué de aquel sentimiento, que al parecer decidió convertir en ángel con
alas de cristal dispuesto a dibujar sonrisas en mi rostro por su propio
bienestar.
Reír,
soñar, cantar con melodías propias, escribir inspirada en el recuerdo perfecto
de tu imagen… dejar sentir al corazón lo que la razón se niega a comprender, no
por ignorancia, sino, por perpetuar la magia de aquella sensación que siento
cada vez que en tu nombre pienso, por cada suspiro que nace en el maravilloso
recuerdo de haber compartido junto a ti no sé qué tanto tiempo… tiende a perder
significado estando a tu lado y a eternizarse cuando debo esperar por volver a
abrazarte…
Esperar…
esperar vale la pena cuando sé que mañana tendré tu silueta dibujada en la
sonrisa que nace en mi alma al recordar que una dulce estrella humanizada vela
por mi felicidad; y termina en mi cara, para inundar mis ojos de vitalidad, de
brillo, de esperanza… del sentimiento más hermoso y perfecto sobre el reino de
los estremecimientos.
Anhelo
seguir siendo el sentimiento bello que ahora habita en el centro de tu pecho,
motivo de tus sonrisas, suspiro de tus suspiros, pensamiento perpetuo, excepción
a tus reglas… el ángel que logró cambiar más de una razón, explicación, motivo,
sensación en tu corazón… en tu mente… en tu vida.
Eres
la luz que ilumina mis motivos, eres el sol de mi arte… eres el sueño de luna,
la luz de plata, la prosa de mi aliento… las estrellas de mis sueños, el lienzo
de mis anhelos, la musa de mi arte… el suspiro capaz de dibujar sonrisas sin
necesidad de fingirlas…