domingo, 28 de abril de 2013

Recordar…


Pensamientos inocentes rebotan en la cabeza como el eco de un momento que ya pasó y que jamás volverá a ser… un pensamiento, una historia, un sentimiento, una emoción…

Sentarse en medio de la habitación observando el techo y con cada veta encontrar la narración de un acontecimiento que marcó de alguna manera la formación de lo que eres hoy.

Olvidar… -risa irónica- es la patraña más grande que se ha inventado el hombre para simular que ya no le duele, para evitar lágrimas mientras se revive el momento… también lo denominan sanar y que el señor tiempo es la cura para ello, pero la verdad es que nunca sana, cuando algo duele, duele y punto final, y más, si son cosas, personas, momentos e historias que son inherentes a quien eres en la actualidad y obligar a alguien a desprenderse de ello, es decirle que no aceptas una parte fundamental de él o ella y que por lo tanto, lo presionas a que cambie, a que entre en un molde predeterminado en vez de confiar en sus palabras, sentimientos y emociones…

Es complicado, lo sé, pero las personas merecen un voto de fe y más si te han demostrado con sus actitudes que con la misma veracidad que pronuncian palabras, promesas, emociones y sentimientos es como lo sienten en su fuero interno…

No sé cómo explicar lo que ahora siento, sólo sé que frente a la pantalla recuerdo muchos momentos, olores… que en mi pecho hay un vacío infernal, una ausencia sin forma, un sinfín de silencios que arruinan la melodía de mi vida, un título sólo cambia un rol y los derechos y deberes que éste concierne, más no disminuye la intensidad de un pensamiento emocional, de un sentimiento, de una emoción… de una representación significativa de alguien en nuestras vidas…

Quizá mañana recupere ese pedacito de alma al que hoy le he dicho adiós, que encaje perfecto en mi alma, espíritu y corazón, conviviendo en paz con los otros pedazos de mi existencia, formando todos un todo que se denomina YO… La verdad, es que no voy a olvidar...