martes, 21 de agosto de 2012

Abrazo ausente…


Una vez más me hallo sumida en el vacío inclemente de mi soledad, una vez más suplico al cielo me regale una estrella, la humanice y la haga sólo mi estrella…

Quizá nadie lo entienda pero mi alma está sufriendo, está en pedazos, el espejo de mi interior se ha roto y ya no logro verme, me encuentro perdida en la bruma espesa de la nada… Creí haber encontrado un lucero, una estrella que se había humanizado para vivir conmigo, a mi lado, siendo el reflejo de mis sueños, de mis anhelos, el hermoso reflejo de mi corazón…

Estoy cansada… cansada de las palabras vacías que se hacen llamar promesas, de sentimientos que pretenden estar bien después de que te hacen pedazos, de estar sola, de escuchar “estoy contigo” pero a la hora de la verdad nadie está para abrazarte cuando tu rostro se ahoga en lágrimas, cuando tu corazón desea no seguir latiendo y cuando tu mente quisiera sólo soñar, vivir allá en el etéreo donde nada existe si no lo deseas… Puedo engañar a todo el mundo, menos a mi misma…

No hay injusticia más grande desmoronar en lágrimas el alma de aquel ser que nos entregó lo mejor de sí mismo...pero eso no vale, puedes esforzarte todo lo que quieras, pero no puedes luchar solo una batalla que es de dos, pero la agonía que causa el querer, el desear que así fuera te mata, de destroza…

Tantas noches de pedirle llorando a luna, que me regale un ángel ha sido en vano, hasta ahora sólo he tenido ilusiones que como la felicidad son efímeras y pasajeras, no porque no seas ángeles, simplemente no son el mío…

Siempre pensé que nunca era una aseveración de siempre, y que siempre significaba nunca dejar de, sinónimo de promesa… abstracción de la realidad, un sin forma de existencia, un vacío que crece, una vida que no vive, y sentimiento que se ahoga… acariciar en lo inerte el recuerdo en silueta de lo vivido, abrazar tu propio ser y sonreír pensando cómo era abrazar a tu estrella, cerrar los ojos y encontrarse con su sonrisa, respirar profundo y encontrar su olor…

Mi vida a veces pareciera, sin sonar dramática, esa historia en que la felicidad fue negada… un caminante debe ser fuerte para levantarse luego de caerse. A veces me siento como el muñeco de trapo, ese muñeco que todos abrazan cuando se sienten mal, aquel muñeco que está sobre la repisa esperando que llegue un niño que quiera jugar con él sin importar si crece, ser para el muñeco lo que ve en él…

Soñar es la peor estupidez cuando sabes que nada de ello se hará realidad, no importa cuántas estrellas caigan del cielo si no eres un cielo reflejo que pueda contenerlas, no importa cuántas veces llores con la luna, si no hablas el idioma del silencio galáctico no hará de las nubes la materialización de tus deseos… sí, esa impotencia, ese… no sabría cómo llamarlo… Es algo que no se explica más si se siente aún en su ausencia y es entonces cuando más duele...

¿Cómo volar si tengo mis alas rotas?¿Cómo creer si he perdido mi fe?¿Cómo confiar si me he perdido? Quizá la razón con el tiempo destruyó lo que la lógica demanda, quizá el tiempo agotó lo que quedaba de esperanza, quizá la falta de esperanza mató todos los sueños… y con ellos las motivaciones fuertes para que un corazón lata con vigor… -se ríe irónica- ser tan inútil algún día me matará…

Ese vacío inexplicable en medio del pecho, que es entre un dolor y una nada que hace que tus ojos se inunden de dolor cristalizado… -suspira fuerte- más vale felicidad ajena que propia, esa es mi condena...

No importa cuánto veas las copas de los árboles mecerse a causa del viento, jamás lo harán de la misma manera… Cosquillas tristes, sentimiento con el remordimiento de hacerme llorar...

Las letras deben tener un ritmo que acompañe la melodía de los pensamientos convirtiendo la lectura en una armonía perfecta del alma… Yo no creía en el poder de las palabras hasta que encarnaron mi alma, desnudaron mi corazón y materializaron el dolor de mi soledad…

En el silencio encontrar un suspiro que te logre recordar el motivo del latido...

domingo, 19 de agosto de 2012

Ilusiones…


Allá en lo etéreo, en lo perfecto, donde nada se crea o se destruye por lo ajeno, solo están tus pensamientos... allá en lo incierto donde habitan tus sueños, donde nada es más poderoso que los deseos... sí, allá donde no hay tiempo, donde el dolor es tan solo un pasajero del recuerdo, donde la ausencia te abraza y el silencio te canta... Sí, allá donde tu reflejo es una silueta negra ansiosa por el espejo de una sombra con apariencia quizá ya algo lejana, una sombra con rostro quizá ya algo deformado por los sucesos, tanto viento ha pasado que olvido cuán alta era la montaña, ya ha perdido su forma, su color, su fuerza, pero jamás su esencia de ser montaña…

Quizá lo mejor sea callar, ahogar, aprisionar pensamientos, sentimientos y emociones, ser una hija del vacío y la frialdad… al parecer es necesario un poco más del implacable frío de la ausencia material de un ser que te abrace en la oscuridad… Tengo frío, en el apogeo de invierno las columnas de rocío bañan mi ser desnudo, ahogan mi corazón tendido en el suelo, en pedazos…

Ahora soy víctima de mis propias palabras… lo sé, no siempre tenemos lo que queremos, no basta con desear las cosas… dicen que soñar no cuesta nada, pero, para mí, cuesta más que cualquier tesoro material en el universo, cuesta el tesoro interior, cuestan sueños, ilusiones, esperanzas, sonrisas… cuestan cuando se quedan en lo intangible de la imaginación, cuando no trascienden en la realidad y solo tenemos acceso a ello cuando soñamos, independientemente de si estamos dormidos o no…

Quisiera perpetuar tu sonrisa, encontrar un motivo para que jamás deje de iluminar la hermosura de tu rostro, reflejar la perfección de tu alma, la magnificencia de tu ser… Quisiera ir al infinito a conseguir curitas de cielo galáctico para cerrar cada herida que tenga tu corazón, reconstruirlo, dejarlo como nuevo, que no sufras, que no llores más en silencio… que no sientas vacío, que no sientas dolor de ausencia, susurros de soledad…

Quizá, lo único que me queda ahora es aceptar lo que pasa en la realidad tangible y dar lo mejor de mi desde el punto en el que ahora me encuentro, no importa el “nombre” con el que ahora debes llamarme… para mí lo único que importa es que no dejaré que la soledad abrace tu ser porque no me alejaré, no dejaré que el silencio te susurre vacías y traviesas palabras porque no callaré, no te dejaré caer a lo profundo del abismo porque mi mano está tendida hacia ti, no dejaré que te pierdas en la oscuridad porque si quieres puedo ser tu luz cuando la bruma espesa de la noche amenace con borrar tu mundo… Sigo estando, acá, contigo, para ti, no importa absolutamente nada… siempre estaré aquí.