No importa cuánto te esfuerces en pensar que no estás solo, pues finalmente sí lo estás. Nadie va a salir en tu rescate, nadie va a dejar de hacer sus cosas para ayudarte, para acompañarte, para darte un abrazo… para decirte cuánto te quiere, para dedicarte tiempo, para estar ahí en tus crisis… todo será más importante, siempre hay responsabilidades, deberes… excusas, porque el que quiere puede.
La palabra prioridad… sí, justo esa de la que nunca haré parte en significado, quizá los demás se han acostumbrado a que siempre estoy fuerte para ellos, dispuesta a ayudarles, a acompañarles, a no permitir que se sientan solos. Sin lugar a duda creo que es la sensación más horrible del universo, no tener alguien que esté allí, realmente, sin juzgar, buscando tu bienestar para mí parece inalcanzable, parece una quimera que jamás hará parte de mi realidad.
Muchos dicen estar, muchas veces he escuchado o leído frases como: “sabes que estoy aquí, para ti, siempre ¿verdad?” y en realidad no le encuentro sentido, estoy segura que todos esos que han dicho eso responderían con una excusa justo en este momento de desesperación, donde necesito con tanta fuerza un abrazo, una caricia, una palabra de amor, es malo suponer pero creo que responderían que deben trabajar, estudiar, que no tienen dinero, que hay una situación densa por la que están pasando… y lo entiendo, está bien, eso no los hace malas personas, solo me convierte en una ilusa que piensa que está a la altura de las otras tantas cosas que tiene un ser humano por hacer, porque erróneamente pienso que las personas reaccionarían cómo yo lo hago… porque ten por seguro que si me dices que necesitas ayuda y me llamas a las 2 de la mañana, te responderé y haré que pienses en otra cosa que no sea tu soledad, por más rota que esté, por más cosas que tenga que hacer, la compañía y apoyo no se le niega a nadie, y menos si es un ser al que amas… porque simplemente esos 5, 10, 60 minutos que le dediques a alguien en esa condición podría determinar en alguna medida, sus ganas de querer seguir en este mundo, o simplemente dejarse llevar por la bruma espesa de sus pensamientos… esos que te ahogan, que te hunden, esos que te quitan las ganas de respirar.
Sé que no soy la única, de seguro hay cientos, miles de humanos frente a su computador escribiendo lo que sienten, lo que piensan, porque no hay nadie que los escuche. Hace unos años escribí algo que decía: “shhh, callar, hablar solo con el pensamiento, ¿acaso los oídos sordos están?” y con gran tristeza descubro que estoy en la misma situación de soledad, con el mismo sentimiento de impotencia de no tener con quién llorar libremente, alguien con quien pueda lanzarme de cabeza sabiendo que al final del abismo me atrapará, sin permitir que me pase ni un rasguño.
Estoy cansada, muy cansada de estar aquí, no importa cuánto haga, cuánto sueñe, cuánto me esfuerce, cuánto crezca, cuánto madure, cuánto me fortalezca, de una u otra forma se presenta frente a mí esa frívola presencia, robándome mis pensamientos, mis deseos, mis sueños… mis ganas de vivir. Ya las lágrimas no logran apaciguar el vacío existente en mi interior, ya no sé qué más hacer.
Evidentemente, logré mantenerme, durante muchos años, fuerte frente a la adversidad, pero ahora puedo decir, que de nuevo he caído, que me siento perdida en este abismo y que por más que busco no percibo ni un atisbo de luz que me ayude a salir de este encierro. Me cansé de los espejismos, me cansé de la falsedad, me cansé de imaginar que las cosas son como me gustaría que fueran, y si, me estrello con la realidad, que seguro es la que viven muchos, no soy la única, lo sé, no soy una víctima, solo soy un ser más que deambula sin destino aparente, fingiendo que vive, fingiendo que ríe, fingiendo que tiene una vida por vivir cuando sabe perfectamente que su alma muerta está… Y entonces, ¿qué significa vivir?