viernes, 16 de septiembre de 2011

Aún, es más…

Aún el cristal es más fuerte que el corazón, aún una hoja de papel soporta más humedad que las lágrimas de dolor nacidas en aquellos ojos que hablan en silencio clamando por descubrir el brillo de la felicidad… aún un agujero negro está más lleno que el vacío que ahora habita en mi interior, aún el Polo Norte es más cálido que el frío invernal que ahora abraza mi cuerpo…
Mi soledad, sólo con la soledad extraña mi esencia que se ha perdido en el vacío infinito de la nada, el capricho exhaustivo  de la apariencia ha logrado alejarme de mi misma, sin tener ni siquiera tiempo de estar sola.
No sé qué tanto extraño aquellos momentos en los que ni siquiera importaba el tamaño de mi ser, tan sólo estaba yo con mis letras y de fondo una melodía perfecta que daba nostalgia a esos versos nacidos en el vacío de un corazón esperanzado en encontrar alguien que lograra apaciguar todo el dolor que en él albergaba.
No sé qué tan alejada esté de ese pasado pero con el tiempo se me ha olvidado cómo maquillar con sonrisas el sufrimiento que tienen cuerpo a cuerpo mis sentimientos y pensamientos.
Aun cuando lo doy todo es más lo que me critican que lo que valoran… aún, es más… entre más doy más daño recibo, si bien dice un refrán que “al que mucho se agacha, algo se le ve” y creo que he mostrado todo lo que soy ante alguien que quería ver tan sólo un poco.
Una palabra puede convertir la luz en oscuridad, su ambigüedad está delimitada por el sentimiento que la acompañe al ser expuesta… una expresión puede perder significado total si está vacía, sola… sola, sin obras que la refuercen.
La soledad que en un pasado atormentó mis días con gritos de silencio amenaza con apoderarse de mi existencia… la verdad, no planeo hacer nada para impedirlo, logré vivir bajo su oprobio durante mucho tiempo; se convirtió en mi prosa, en mi aliento, a su nombre miles de letras salieron orgullosas de mostrarla como la compañía que jamás te olvida… siento una sola soledad es capaz de estar con más de una persona sin quitarle importancia a ninguna.
Tal vez muchos ojos lean esto y quizá se maravillen por la composición de los versos… tal vez muchos corazones lo reflexionen y lloren mientras terminan el texto… tal vez razones indolentes piensen que estoy perdiendo el tiempo… pero saben hacer esto es lo que a mi ser le da aliento para no perderse y seguir caminando sin miedo.
Aun así no puedo negar el inmenso amor que siento por ti, es más cada día crece más… algún día ni el infinito del cielo me alcanzará para guardar el sentimiento que por ti tengo.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Hubo una vez…


Hubo una vez en la que mis pensamientos estaban sumidos en la oscuridad, hubo una vez en que mis palabras se ahogaban en el silencio y no podía esperar más que el gélido viento abrazando mi cuerpo, hundiéndome en el va y ven de su aliento.

Hubo una vez en la que mis lágrimas rodaron sobre mis mejillas, pero nadie las escuchó… mi almohada se encargó de guardarlas y esconderlas en el fondo de su ser.

Hubo una vez en la que me perdí en la ausencia de la materia y me fugué de la realidad llegando al punto de dejar de estar para mí… estaba sola en mi soledad.

Hubo una vez en la que tuve una amiga incondicional, no debía tan siquiera su nombre pronunciar, simplemente llegaba no importaba el día, la hora ni porqué. Anduve en su búsqueda largo tiempo, vaya lío que tuve cuando la encontré y se encargó de sumergirme en su ser, vaya descuido haberla dejado apropiarse de mi camino, qué martirio zafarme de su abrigo, qué suplicio ver su reflejo en el mío, sentir el silencio en sus susurros, el frío en su abrazos… el vacío en su esencia que terminó siendo mi lugar seguro.

Hubo una vez en la que mis sueños nacían muertos y mis metas no eran más que ilusiones vacías, oasis en medio de lo que consideraba una cruel vida… un desierto inmenso del que jamás saldría.

Hubo una vez en la que llegué a pensar que la felicidad no había sido creada para adornar mi vida con sus dulces toques de algodón y arcoíris multicolor, hubo una vez que entre sollozos sordos clamé por un ser especial que lograra llenar mi vida de felicidad, iluminar cada rincón oscuro de mi ser y darle una razón a mi corazón para latir ferviente cada día…

Un ser motivo de mi sonrisa, intérprete de mis suspiros, hacedor de mis sueños, fortaleza de mis lágrimas, abrigo en invierno, viento fresco en el verano, oasis en el desierto… un ser capaz de constituirse como un todo por el hecho de ser yo el motivo febril de su felicidad.

Hubo una vez en las que pensé que todo eso era imposible, pero entonces… entonces llegaste tú e irradiaste con tu sonrisa seguridad a mi alma, estabilidad a mi espíritu y emociones a mi ser…

Desde que te conozco no hay día en el que no sonría pronunciando tu nombre, no hay momento en el que tu imagen desaparezca de mi mente, no existe nada que no haga por y para ti… porque tú has logrado entrar al fondo de mi corazón y abrazarlo desde adentro, conocerme cómo soy y amarme por ello.

Hubo una vez que alguien se atrevió a tomarme de la mano y caminar conmigo el mismo sendero, hubo una vez un ser que logró ver más allá de la materia comprendiendo todo lo que mi ser alberga, hubo un ser que decidió convertirme en prioridad, velando por mi felicidad cada día de su vida…

Qué afortunada soy de haber vivido todas esas veces de dolor porque gracias a ellas la vida decidió recompensarme con el mejor regalo en mi mundo,  con el tesoro más valioso en mi existencia, bautizó mi vida, mentalizó mi razón, motivó a mi corazón… le dio un sentido verdadero a los pasos que do con cada tic tac del segundero.