sábado, 10 de marzo de 2012

Premio Oscar…


Tantos papeles por interpretar, tantas películas que estelarizar, tantos Oscars que quisieran ganar en el afán febril de ser reconocidos como los mejores actores…

Tantos papeles… tantos personajes que quisieran ser para dejar de ser lo que ahora son… o quizá ser lo que realmente son sin temer del qué dirán, todos lo verán como el trabajo de un excelente actor… Y entonces, llega un papel que se te complica ¿por qué? ¿Se te hace imposible ser algo que no eres, o no quieres apropiarte tanto del personaje y ser descubierto por la sociedad?

¿Por qué siempre tan pendientes de ser lo que la sociedad pide? ¿Por qué siempre buscamos sonrisas ajenas ignorando la propia? ¿Por qué amarramos nuestro bienestar a lo que los demás entienden por felicidad? ¿Por qué ligar todo a lo que está correcto o no? Momento… ¿correcto para quién? Acaso, ¿no es suficiente con que sea correcto para mí? creo, que mi moral es suficiente para discernir en lo que está bien o mal en tanto eso no cause una afectación física severa que atente agresivamente contra los demás…

Tantas películas… tantas realidades en las que habitar siendo un ser y no otro, todo en pro del buen desarrollo de la historia, seguir el guión al pie de la letra y hacer sentir al director satisfecho con el trabajo hecho, no importa mucho lo que como actor quieras, desees, pienses, anheles fuera de la producción, te cuidan como un objeto más no como un ser, a eso debes limitarte eso acarreas por ser un actor…

Ganar premios, ser reconocidos, ser los mejores actores… especializarse en ello… paradójico pensar que en el afán febril de especializarse se adquiere más conocimiento sobre menos campos inherentes a la existencia… darle la espalda a lo que no pertenece a la materia específica de nuestro interés… ¿Qué tanto puede estar por fuera de nuestra especialidad?

Entonces llega el tan anhelado día de los premios… pasa el evento y no ganas nada aún cuando diste absolutamente todo de ti, es más, dejaste cosas… seres a un lado en tu afán de alcanzar la sublimación quedándote sólo en la frustración… no careces de palabras ajenas de aliento, todas diciendo que hace parte de la vida, que de ello aprenderás… que no te quedarás para siempre tendido en medio del desierto; pero en tu cabeza sólo habita una incógnita quizá un tanto atrevida y existencialista ¿Qué tanto planea enseñarte la vida, si con cada lección te arrebata horas de existencia? Quedándote quizá una moraleja: No des más de lo que te piden porque nadie sabrá valorarlo, se le hará innecesario y lo tirará como si fuera menos que basura...

Alma fragmentada, pensamientos confundidos, pasiones vacías, emociones lógicas… sentir sin sentir, hablar con parquedad, escuchar al silencio, hablar entre susurros con el viento, habitar sin convivir, existir sin razón específica, ser inercialmente lo que “necesita el mundo, lo que necesita la película” sin serlo en realidad…

Dicen que los premios son dados con objetividad, menuda ironía… la objetividad no es más que una subjetividad conveniente y provechosa, la realidad es tan sólo un espejismo, ¿cómo determinar entonces qué existe y qué no?

Actuar, actuar, actuar… actuar, enmascararse con un personaje… actuar, jugar a ser persona, dejar de ser un ser en la esencia natural de la palabra para ser una persona y actuar en la película diaria de la vida…

Ser persona… un niño no es una persona, es un ser; aún no ha aprendido a mentir por lo tanto no tiene necesidad de ser una, simplemente es como su esencia se lo pide sin pensar en darle gusto a nadie, y entonces los padres se imponen, lo reprenden para enseñarle que la vida es un camino que debe aprender a recorrer siguiendo determinados parámetros y reglas… reglas que acondicionan el comportamiento y por lo tanto encierran al ser en la jaula de la persona impidiéndole pensar por sí mismo como unidad con derecho de hacerlo para comenzar a pensar por sí mismo como una parte idéntica de su alrededor… solos en multitud, unidades uniformes intercambiables.

De nada vale ser para sino por, estúpido pensar que todos son iguales pero aún más patético asumir que eso es así… por lo tanto para la sociedad es fácil señalar al “raro”, a quien logra salirse de la maqueta… el “error de fábrica”, el que no aprendió por completo a ser persona y está siendo más ser por ser que por parecer… complicado ser diferente y no dejarse llevar por las críticas ignorantes de personas que creen ser auténticas y son la hipocresía hecha carne, no son capaces de ser en sí por miedo a sí mismos, a dejar de ser parte de por buscar su verdadero yo…

Teatro… un arte que muchos dominan sin tener en cuenta que lo hacen… la mejor academia: la vida, el peor error: pensar lo que piensa sin pensar antes los pensamientos propios… olvidar lo que se es en el afán desenfrenado de ganar el Oscar a mejor persona de la vida…