Sí, tengo pensamientos tristes,
tengo el alma aún resonando por aquel estallido… tanto aguantar, tanto callar,
tanto permitir llevan al caos interior que resulta saliendo indudablemente de
la peor manera.
Sí, no soy el ser más dulce, ni
el más especial, mucho menos el más comprensivo ni prudente, cuando algo me
molesta y siento que se anuda en mi garganta, no puedo callarlo, ni siquiera
hablarlo, tengo que gritarlo, me tiembla el cuerpo de la ira que recorre mis
huesos, mis músculos se tensan y quisieran destruir todo a su alrededor,
quisiera salir corriendo, quisiera morir un tiempo, quisiera regresar el tiempo
para impedir que esta situación llegara hasta tal extremo.
Lo que parecía una discrepancia
más, se convirtió en un laberinto sin salida, que poco a poco iba cerrando sus
paredes hasta dejarnos frente a frente, con todas las cargas, con todos los
miedos, con todas las desilusiones, expectativas, con todo lo que somos, al
descubierto, cada uno con las herramientas para destruir al otro, ganaría quién
actuara primero, y hoy quién siempre es el implacable cayó ante la sorpresa de
una reacción que quizá nunca se esperó.
Sí… la presión me ganó, sí mis
impulsos me llevaron al descontrol, pero es que ya no aguantaba más, ya no
quiero seguir siendo dominada, controlada, ya no quiero sentir que no tengo
libertad, no quiero sentir que actúo por complacencias ajenas, para gratar a
los demás, en especial a él. Ya no quiero que siga pensando que soy su reflejo,
que tengo que ser igual a él por tener la misma sangre y compartir rasgos.
Quiero dejar de ser lo que se
supone que debo ser, de llenar expectativas, de hacer lo que los demás quieren,
eso me está llevando a mi propia destrucción, basta con dejar los sueños
propios para perder la vida…
Ahí está de nuevo, ese vacilante
agujero en el pecho, la respiración se entrecorta entre lágrimas que en
silencio resbalan por mis mejillas…
La verdad es que no quería que
pareciera grosera o desagradecida, pero, si me conoce, ¿por qué llevarme al
límite? ¿qué clase de amor me tiene que tanto daño me hace?
Su amor me duele, me corroe, me
limita, me presiona, su sobreprotección me ha quitado hasta el momento, la
posibilidad de vivir mi vida a mi manera, con mis decisiones, me ha obligado a
vivir con miedo, escondida, aparentando algo que no soy, tratando de ser lo que
quiere que sea… y sí, después de tantos años y que de repente yo cambie es
raro, y se desestabiliza y comienza a culpar a mi ser favorito, y es entonces cuando
la sangre hierve, la prudencia rapta al respeto, y sin escrúpulo, frente a
frente, le grito lo mucho que detesto estar en su compañía, lo mucho que me
fastidia, la gran presión que ejerce sobre mí… y sí, mi papá, en su afán de
agradarme y obligarme a acercarme a él, lo que ha hecho es alejarme, porque sin
darse cuenta, me ha manifestado todo el desprecio que siente “hacía mí”, aunque
no sepa realmente quién soy… sí, suena raro pero es verdad, es como si dijera
odio los pájaros, y tú eres uno disfrazado de tigre…
No soy la mejor hija, no soy un
ejemplo, quizá hoy actúe como alguien irrespetuoso, imprudente, desagradecido,
pero es que si no explotaba mi alma se iba a romper, y ya no quiero tener que
recoger los pedazos de mi alma por estar construyendo una coraza vacía de mi
existencia.
Sé que tengo muchos defectos, que
incluso llego a ser impulsiva, pero si yo no hago valer mi ser nadie lo hará
por mí, porque nadie mejor que yo sabe lo que significa ser yo.