lunes, 1 de septiembre de 2014

No entiendo qué me pasa…

El viento me preguntó si me dolía... En silencio negué con la cabeza mientras mi alma se rompía. La luna estaba ahí, tan fría y solitaria, que anhelé con mis brazos poder abrazarla.

Fracasé en el intento. Cerrando la cortina sobre mi lecho me lancé y con la almohada cada grito ahogué. En la oscuridad mi dolor se convirtió en un manantial que con cada gota un pedazo de alma desaparecía.

Y entonces guardé silencio, me comí una a una mis palabras y las escondí en el bolsillo que ni yo sé dónde se ampara, sólo sé que crea heridas al parecer imaginarias por las que se desbordan todas mis esperanzas.

Uno a uno mis sueños se apagaron y el frío cielo de negro se ha pintado, en mi planeta el sol no regresa y contra los muros mi alma se estrella. El desierto negro de nuevo lidera mis noches en pena… pena que no es otra cosa que mi tonta cabeza cavilando situaciones, sentimientos y emociones en mi contra aún cuando en la vida no esté siendo de esa manera.

Hace mucho no me encontraba acariciando las palabras con la dura ausencia de mi propia existencia. ¿A dónde me he ido? ¿Por qué me permito sumergirme en mares ya conocidos, donde sé que la presión no me permite respirar?

¿Por qué me cuesta tanto estar lejos del Desierto Negro?



Creo que he permitido durante tanto tiempo que se robe mis sueños, que me frustre… que domine la manera en la que debo pensar, actuar y sentir que ahora que descubro que siendo yo soy totalmente antagonista a lo que quiere, que entro en conflicto, como si ser quién soy, como soy, me hiciera un mal ser y es entonces cuando me debato entre su realidad, la realidad y mi realidad y entro en caos, colapso pensando mil cosas al tiempo y finalmente me derrumbo al no hallar cómo decirle de una vez por todas que no puedo ser lo que quiere que sea.

Yo sólo quiero poder ser yo tal cual siempre y en todo lugar, sin temor al rechazo, al maltrato, incluso a los golpes. Quiero dejar de pensar en “¿y si descubre que no soy quién cree?” si no, estar con la tranquilidad que nadie puede amedrentarme. Quiero dejar de estar cumpliendo sueños ajenos, de estar haciendo lo que se supone que está bien, quiero mi libertad, quiero mi vida… Me quiero a mí de regreso, no por pedazos, no con máscaras, no con miedos ni tribulaciones que me estén coartando todo el tiempo mi derecho de estar tranquila y feliz. Quiero dejar de ser todo aquello que anhelas que sea para ser lo que soy sin temor a maltratos, insultos y peleas.

Al final sí entiendo qué me pasa, pero no entiendo porqué me permito sufrir por tu causa, ya no quiero sentirme así nunca más, no quiero morir por segmentos bajo la amenaza de tu egoísmo, no es justo que pretendas que sea igual a ti, cada vez que me encuentro en la cárcel de tu tipo de pensamiento le causo daño al ser que me ha devuelto los sueños, me comporto inhumanamente, y cuanto más noto que vivir tanto contigo ha hecho de mi un pequeño demonio más anhelo vivir lejos de este infierno, porque lo último que quiero es parecerme a ti y perder al ser que más quiero para compartir el resto de mi existir.

El destino me juega fuerte y pareciera, por el momento, imposible salir corriendo de este infierno para llegar a mi Nexo, mi alma se destruye a cada instante que respiro bajo el mismo techo pero no por eso permitiré que te quedes con todo de mí, el que con tu vida hayas tomado malas decisiones no significa que puedas tomar mi vida a ver si tomas mejores.

Ya no más, esta vez el juego ha terminado a mi favor y si debo sacarte de mi corazón, lo haré antes de que acabes con él.

lunes, 24 de marzo de 2014

Cataclismo

Quería evitarlo pero no lo logré, quería evitar que mis sentimientos y pensamientos oprimidos por la prudencia se quedaran en el rincón sin luz de mi mente, rebotando como eco, destruyendo cualquier buen pensamiento, cualquier tipo de ilusión o atisbo de esperanza, pero no lo logré.

No logré acallar mis miedos, no logré vencerlos, no logré encerrar el dolor en un simple recuerdo, no fui capaz de mantener el manantial de rocío en un glacial... ahora una catarata inunda mis ojos, venciendo las barreras de piel y derramándose lento pero agobiante por mis mejillas ya húmedas en silencio.


¿Acaso eso me convierte en una mala persona? ¿Acaso sentir le quita valor a mi existencia?¿A mi rol?
Mi mente está aturdida, mi ser tiene miedo de sentirse vacío de nuevo... de no saber qué hacer, de no ser lo suficiente para solucionar los problemas de su estrella.

No entiendo qué me pasa, sólo sé que lloro sin parar ni un segundo, quisiera aquietar mi mente y dejar de pensar, de imaginar cosas... quisiera un abrazo de carne y hueso, no un gélido suspiro de soledad que me atraviese el alma y me deje sin consuelo, quisiera una palabra cálida, una voz de aliento...

Quisiera también, no ser la culpable de todo esto, quisiera que por una vez en la vida todo no fuera tan complicado, tan duro, tan frívolo... Quisiera un consejo, quisiera que alguien me entendiera sin reprochar mis pataletas o reclamos. Quisiera que tan sólo me callaran con un abrazo, apoyando mi cabeza en el pecho, dejando que mi caos se calmara con un tierno palpitar de corazón.

Quisiera por supuesto no sentir angustia, ni miedo al hablar... quisiera tantas cosas que quizá no tengan lugar, quizá no las merezco, quizá pido mucho... quizá pido sin argumento y sólo demento mientras pienso que lo que hago está bien.

Suena algo infantil, pero en momentos así es que más extraño a mi madre... era el único ser con la capacidad de perdonarme y buscarme en la noche para abrazarme sin importar cuán mal me hubiese portado, ella simplemente me acunaba entre sus brazos y me decía lo mucho que me amaba... así aprendí que a quienes amas de veras debes buscarles después de una pelea así no haya sido tu culpa, pues el amor es tan noble que no mira el daño que te hayan hecho si no cómo puedes remediarlo y darle un escarmiento a la otra persona sin necesidad de ofenderle, ni pagarle con la misma moneda, un acto de nobleza doblega más corazones que actos de crudeza emocional.

Ella ya no está... desde entonces he tenido que levantarme sola una y otra vez, llorar en silencio, en soledad, anhelado con cada murmullo de llanto que alguien me abrace en mi soledad y haga que ya no me sienta fatal.

Tengo seres maravillosos a mi alrededor, lo sé, quizá soy algo desagradecida, pero ninguno me ha tenido la paciencia que me tenía ella, cuando me equivoco me hacen ver con sangre incolora que emana de los ojos que lo he hecho mal y por ningún motivo se acercan a abrazarme y exhortarme con la magia de la nobleza, si me porto mal lo pago, así de sencillo... ya no quiero jugar a qué casa es más grande, sólo prometo no volver a fallar. Perdón de corazón, prometo ser mejor para no llorar dolor por mi propia acción...

domingo, 2 de febrero de 2014

No tengo palabras suficientes…

Sonreír observando al cielo mientras el pecho se llena de suspiro de alma, regocijo de sueño, un anhelo se convierte en viento y una estrella cobra vida en el reflejo de mi fuero interno.

Cerrar los ojos y recordar aquellos momentos de profunda soledad, cuando las lágrimas se escurrían por las mejillas, cuando el grito se ahogaba en el silencio de una máscara, cuando el corazón desquebrajado debía mentir para que nadie supiera sobre aquel dolor que atravesaba el pecho haciendo agonizar al alma, goteando sueños rotos y desilusiones... y aún recordando eso seguir sonriendo al no sentir dolor ni sufrimiento al pensar en ello.

Recuerdo también aquella idea que parecía perdida en un mar de ilusiones: “alguien que ocupara la silla vacía”… un lugar privilegiado en mi existencia para alguien capaz de borrar toda incidencia de circunstancias no deseadas, dolores mal cicatrizados, temores, delirios de baja autoestima, estigmas, soledades encontradas… fantasmas con ojos de infierno, cuerpo de hielo y alma de ausencia.

Un lugar desde el cual podría ver todo lo que soy y tengo, todo lo que me ha hecho quien soy y pueda entenderlo sin juzgarlo, mofar o sortear con ello mi vida como si fuera un juego. Alguien con alma de wonejito blanco de nariz rosada que deseara estar conmigo cada segundo, compartir cada alegría, confortar cada herida… una estrella con espíritu de ángel que me amara tanto como para cambiar su cielo por mis ojos y sus alas por nuestros sueños y así volar como un solo ser tanto tiempo como el buen Dios quiera.

Hoy mis labios pueden menguar sin dificultad y a kilómetros iluminar, hoy aquella estrella que tanto anhelé quiso humanizarse y cambiar sus alas por mi sonrisa…

Hoy alguien por fin ha ocupado esa Silla Vacía con hidalguía y ha logrado cada sueño etéreo que creía inalcanzable, me ha dado tanto como jamás pensé merecer, ha hecho que cada lágrima tenga total valor, tanto que si tuviera que derramar el doble o el triple por volver a encontrar a ese ser en otra vida lo soportaría con alegría de saber que tendría el honor de estar junto a un ángel que daría la vida con tal de mantenerme viva.


“Como un cuento de hadas”… Parecía algo irreal hasta que en su sonrisa pude encontrar la satisfacción más grande y profunda de mis actos, y ni hablar del mundo detrás de sus inocentes ojos llenos de bondad y de amor, sus mejillas tan suaves y tersas que podría pasar horas enteras paseando mis dedos sobre ellas… probar sus labios y sentir con ellos estar en un paraíso único, mágico y nuevo donde sólo importa el amor que nos tenemos, por fin un mundo en el que no debo mentir, ni tratar de impresionar, sólo ser yo con mi corazón entero dispuesto a amarle cada vez un tanto más hasta rebosar el universo y conquistarlo todo con final en lo eterno.


Eso me encantaría poder decir algún día, es más que claro que hasta ahora sólo es una fantasía, un sueño, el deseo de mi fuero interno... simplemente un oasis, una ilusión que creo para no desfallecer en este, el intento, por mantenerme viva.