En
el apogeo de invierno las columnas de rocío convierten al viento en un susurro
implacable rompiendo la barrera del silencio. Al compás de su silbido mi
cabello revolotea sin orden y con prisa, con sigilo las hojas de los árboles
caídas se pasean a lado y lado de mis mejillas… las lágrimas ahora expuestas son llevadas por céfiro en la dirección en la que se despide el sol detrás de la
montaña, extendiendo su luz en colores naranjas a lo largo del lienzo del cielo
con caprichos de algodón decorando el paisaje.
¿Por
qué hay algo en lugar de nada? Inclusive en la ausencia está el recuerdo de lo
que fue y quizá no pudo ser o fue hasta cierto punto… es más, la ausencia
realza lo que somos cuando ya no estemos… eso pasa en el arte, la obra adquiere
mayor valor y reconocimiento cuando su artista ya se ha muerto… ¿ya para qué?
La
vida… la vida es un suspiro nada más, un suspiro sin tiempo determinado, sin un
mañana eterno, sin un adiós verdadero. La vida, una ilusión de la existencia,
una esperanza de actividad, una propiedad de deberes y derechos… Un viaje para
aquellos que decidan hacer parte de ella aún cuando la llamen mía…
Elucubrando me encuentro atrapada en mis
pensamientos, ideas sordas que revotan en mi mente y se reflejan en el cinismo
de mi proceder. Caparazón de soledad, máscara de sarcasmo y vocabulario de
ironía capaces de dibujar una sonrisa sin ser en ella misma la esencia de su
existencia.
La
vida es tan efímera como el crujir de una rama, solo suena una vez pero queda marcada
para siempre, quizá se remiende, pero jamás volverá a ser la misma rama, quizá
algún día de tanto crujir se parta, dejando de ser la rama que habíamos
conocido, transformándose en lo que es y lo que dejó con su existencia.
Mañana
puede ser demasiado tarde para arrepentirse de lo que no se hizo ayer, que
ahora es hoy y que mañana se perderá en la bruma de un recuerdo, un sueño roto
o un anhelo vacío.
Reflexionar
sobre la vida de una vida…
Nada
se repite en la vida, las oportunidades son únicas, lo verdadero escaso y lo mágico
casi que sólo imaginable… si encuentras un tesoro no lo malgastes, no hay
manifestación más grande de compañía que un ángel dispuesto a dejar sus alas de
cristal a cambio del menguante perfecto de tu sonrisa…
Quizá
mañana… quizá mañana el destino me atrape en la sombra de su recuerdo y mi
cuerpo sea devuelto a la tierra, quizá mañana me encuentre muy lejos y no pueda
abrazarte mientras te digo cuán importante eres para mi… quizá mañana mi ausencia
te atraviese el pecho y mi presencia en tu mente ahogue tus ojos entre sollozos
inmersos en los momentos de antaño que compartimos tomando nuestras manos,
prometiendo ser siempre como un solo ser…
Quizá no debas esperar a mañana y debas
aprovechar el hoy cuando aún sigo junto a ti físicamente…