En el silencio de la noche sólo logro escuchar mis sollozos, en el silencio de la noche las gotas de dolor cristalizadas hacen eco al tocar el suelo, en el silencio de la noche me pierdo en la bruma espesa de mis pensamientos destruyendo uno a uno mis anhelos…
En la oscuridad de mi ser me pregunto si vale la pena seguir siendo un ser… en la penumbra del recuerdo añoro devolverme en el tiempo, con tinta tachar lo que ahora lastima fuerte la herida.
En definitiva hay seres que nacen para estar solos, el tener un motivo aparte de sus propias convicciones parece no ser la manera en la que deban desempeñarse… ese agujero en el pecho, ese vacío inclemente que lacera sin reserva… un agujero que te consume, te embriaga, te mata, te alimenta, de deforma… te transforma…
Tal vez la única compañía que tengas por el resto de tu vida, nunca ves sus labios moverse pero aun así sus palabras retumban en tu mente acechantes, nunca ves sus ojos pero sabes que constantemente te vigila, no ves sus brazos pero sientes la opresión de su abrazo, no ves su nariz pero sientes su gélida respiración en cada pasar del viento.
Paradójico pensar que a su lado no quieres estar, pero es la única que encuentras cuando nadie más a tu lado está, irónico que la quieras lejos de ti cuando es la primera llamada cuando no hay esperanza, fatídico decir que en ella perderte es como un juego de azar, nunca sabes cuándo en bancarrota te quedas.
Tal vez para escapar de ti debo invitarte a estar conmigo, abrazarte y hacerte sentir fuera de ti… quizá así sepas quién eres en realidad y te alejes de mi alejándote de ti misma…