Hace
un tiempo atrás vivía atrapada entre sentimientos de soledad, tristeza y
nostalgia… pensaba en lo más sórdido de mis recuerdos y amargo de mis
sentimientos… anhelaba día a día junto a la luna un ser especial que ocupara
una silla vacía y se quedara ahí junto a mí, para escucharme, aconsejarme…
Era
soñar con un mejor amigo, que a su vez era hermano, madre/padre… Ese refugio
seguro y sólido, ese susurro de madrugada que aún en ausencia hablara y
reconfortara el alma cuando el corazón se hallara en mil pedazos en el interior…
Tantos
momentos de soledad, de vacíos con vida, de sentimientos destruidos, de una
vida inercial… Tantas lágrimas en silencio, tantos gritos ahogados, tantas
heridas que me consumían con prisa sin la cura de un abrazo verdadero…
Llegué
a pensar que jamás llegaría el maravilloso día en el que levantaría mi cabeza y
estuviera alguien tangible en aquella silla, pero para mí consuelo hoy puedo hacerlo
con una enorme sonrisa, porque ahí estás tú serena y cándida, dispuesta a
abrazarme, sin importar si estoy bien o mal… simplemente no te vas, caminas tu
sendero sin abandonar el terreno que he arado para ti…
No
sabría encasillarte en un rol, porque lo eres de alguna manera, un todo, aquel
refugio seguro que encuentra el infante en su amigo imaginario o en su peluche
favorito… Sí, aquel lugar perfecto donde quieres llegar cuando todo parece
desierto, al primer ser que quieres contarle cada uno de tus logros, para verle
sonreír a causa de tu alegría, todo porque sabes que es real, que no es mentira
que alguien por fin quiera quedarse tanto como la vida se lo permita para ser
tu apoyo, tu sustento cuando el resto del planeta te de la espalda…
Jamás
llegué a pensar que realmente pudiera pasar, pero ya ves, si vale la pena soñar
y puedo decir que eres uno hecho realidad…
Gracias
por llegar a mi vida y demostrarme que los amigos de verdad existen, que pase
lo que pase estarán para ti, cuidándote así sea muchas veces desde las sombras,
que aún en la distancia siempre están deseando que te encuentres bien y que un
menguar de labios se encuentre en su máxima expresión…
Eres
parte de mi familia, de mi vida, de mi propio ser… Gracias.