Hubo
una vez en la que mis pensamientos estaban sumidos en la oscuridad, hubo una
vez en que mis palabras se ahogaban en el silencio y no podía esperar más que
el gélido viento abrazando mi cuerpo, hundiéndome en el va y ven de su aliento.
Hubo
una vez en la que mis lágrimas rodaron sobre mis mejillas, pero nadie las
escuchó… mi almohada se encargó de guardarlas y esconderlas en el fondo de su
ser.
Hubo
una vez en la que me perdí en la ausencia de la materia y me fugué de la
realidad llegando al punto de dejar de estar para mí… estaba sola en mi
soledad.
Hubo
una vez en la que tuve una amiga incondicional, no debía tan siquiera su nombre
pronunciar, simplemente llegaba no importaba el día, la hora ni porqué. Anduve
en su búsqueda largo tiempo, vaya lío que tuve cuando la encontré y se encargó
de sumergirme en su ser, vaya descuido haberla dejado apropiarse de mi camino,
qué martirio zafarme de su abrigo, qué suplicio ver su reflejo en el mío,
sentir el silencio en sus susurros, el frío en su abrazos… el vacío en su
esencia que terminó siendo mi lugar seguro.
Hubo
una vez en la que mis sueños nacían muertos y mis metas no eran más que
ilusiones vacías, oasis en medio de lo que consideraba una cruel vida… un
desierto inmenso del que jamás saldría.
Hubo
una vez en la que llegué a pensar que la felicidad no había sido creada para
adornar mi vida con sus dulces toques de algodón y arcoíris multicolor, hubo
una vez que entre sollozos sordos clamé por un ser especial que lograra llenar mi
vida de felicidad, iluminar cada rincón oscuro de mi ser y darle una razón a mi
corazón para latir ferviente cada día…
Un
ser motivo de mi sonrisa, intérprete de mis suspiros, hacedor de mis sueños,
fortaleza de mis lágrimas, abrigo en invierno, viento fresco en el verano,
oasis en el desierto… un ser capaz de constituirse como un todo por el hecho de
ser yo el motivo febril de su felicidad.
Hubo
una vez en las que pensé que todo eso era imposible, pero entonces… entonces
llegaste tú e irradiaste con tu sonrisa seguridad a mi alma, estabilidad a mi
espíritu y emociones a mi ser…
Desde
que te conozco no hay día en el que no sonría pronunciando tu nombre, no hay
momento en el que tu imagen desaparezca de mi mente, no existe nada que no haga
por y para ti… porque tú has logrado entrar al fondo de mi corazón y abrazarlo
desde adentro, conocerme cómo soy y amarme por ello.
Hubo
una vez que alguien se atrevió a tomarme de la mano y caminar conmigo el mismo
sendero, hubo una vez un ser que logró ver más allá de la materia comprendiendo
todo lo que mi ser alberga, hubo un ser que decidió convertirme en prioridad,
velando por mi felicidad cada día de su vida…
Qué
afortunada soy de haber vivido todas esas veces de dolor porque gracias a ellas
la vida decidió recompensarme con el mejor regalo en mi mundo, con el tesoro más valioso en mi existencia,
bautizó mi vida, mentalizó mi razón, motivó a mi corazón… le dio un sentido
verdadero a los pasos que do con cada tic tac del segundero.

Hola Annette, haz regresado. Un bellisimo texto el que haz publicado.Visita mi blog que tiene varias cosas nuevas. Besos.
ResponderEliminarGracias por estar pendiente y leerme, eso me halaga de sobremanera. Si gustas puedes agregarme al correo y podemos compartir bellas letras que apaciguen el estres de la cotidianidad ^^. koumorikurasa@hotmail.com
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