Quizá
no es el momento indicado, quizá no debí soñar… dicen que no se pierde nada,
pero la verdad se pierde más que cualquier cosa material que se pueda conseguir
pisando la tierra… se pierden sueños, anhelos… se desdibujan seres, se rompen
pedestales, te estrellas tan fuerte contra el planeta que no logras comprender
en qué momento sucedió todo y jamás serán suficientes los minutos para
responder el por qué pasa.
Quizá
me lo advirtieron, quizá yo ya lo sabía… quizá no debía arriesgarme, quizá
debía quedarme escondida detrás de la fortaleza que siempre ha logrado
caracterizarme… quizá debí pensarlo un poco más, poner más pruebas, conocer más
detalles… pero quizá las cosas no estaban destinadas para ser así.
Quizá
tan sólo sea un drama, quizá sea el final de una etapa… una etapa que quizá
jamás comenzó ¿porqué? No lo sé, quizá jamás sentí que haya tenido un sentido
verdadero.
Una
vez más el silencio me llama a estar en su compañía, mi sombra… tu sombra me
cobija con cuidado y sin prisa, el frío envuelve a mi ser y una vez más sin
estar a su merced tengo el antónimo de compañía como única aliada y amiga…
Es
irónico pensar que es donde más me agrada estar, donde más cordura, confianza,
destreza logro alcanzar, donde mis metas se ven cerca, donde mis sueños tienen
esperanza de no ser tan sólo quimeras, donde puedo hablar aún cuando mis
palabras son sordas y mis labios mudos…
El
piano volverá a tener razón de expresión, medio de distensión, momento de
hablar con la suavidad del movimiento creado entre las teclas que sonríen y los
tersos dedos que quieren alcanzar su majestuosidad…
De
nuevo las palabras serán consuelo, el susurro sin aliento que siempre está
atento a escuchar lo que siento sin importar si es malo o bueno, simplemente
plasma lo que quiero sin poner reparo o encierro.
Amiga
mía, una vez estoy frente a ti para escucharte hablar en el silencio de mi voz…

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