jueves, 11 de marzo de 2010

El Hechizo del Encierro…


El esplendor de la luna se podía ver sobretodo el firmamento,  tus lágrimas brillaban a lo lejos como las estrellas en el cielo. Una vez más estaba sentada mirando por la ventana buscando algo que lograra consolarla, entre sus manos tenía su más grande anhelo, ¿será tal vez un recuerdo contenido en algo material… o simplemente aire transformado en calor de un sueño?

 No paraba de llorar, la noche aún era joven,  seguía brotando de sus ojos rocío que caía en las flores del jardín mientras trataba de escapar por su ventana, pero era en vano, las cadenas en sus pies le impedían que saliera más que su torso.

El ruido provocó un alboroto, alguien se acercaba impetuoso a la habitación – mientras trataba de disimular-, la puerta se estremeció mientras una gran silueta la atravesaba, ¿Quién es? -preguntó-, pero solo le respondió el silbido del viento, las velas se apagaron y solo la luna fue testigo de lo que allí pasó. 

Quiso preguntarle, pero… no volvió a ver nada diferente al negro intenso de la oscuridad, y aún cuando sentía el calor del sol no lo podía ver,  aún cuando los pajaritos cantaban no podía hacer un dueto con su voz, estaba amordazada con una fina tela que no dejaba salir sonido alguno de su boca. ¿Qué es lo que ha pasado? – Se preguntó ensimismada en sus pensamientos-, a lo que una voz le respondió: Nada raro, solo eres prisionera del silencio en el reino de la soledad, donde nunca podrás ver tus sueños hechos realidad a menos de que te esfuerces por ello…

¿Cómo escapar de un sueño de verdad?, cómo abrir la alas si atadas están, cómo volar y renacer. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde aquel funesto día? la doncella clama por salir a la vida, escucha el repicar de la lluvia en el techo, lo que la hace pensar en el tiempo que lleva así, era primavera en ese entonces. 

De repente unos grandes pies parecían atravesar el pasillo acompañados del sonar de las llaves, la cerradura ha sido abierta y por fin ha visto algo más, sus ojos demoran un poco al acostumbrarse a ver de nuevo mientras es levantada por unos brazos fuertes y llevada de vuelta a su habitación en la torre más alta del castillo. Una vez más la luna está de testigo. A solas en su habitación decide preguntarle que pasó la vez anterior, a lo que la luna le respondió: Fue tu temor más grande quién te llevo presa y él, el mismo que te ha traído hasta acá.

Mirando confundida preguntó el porqué de aquella situación,- la luna le acarició el rostro con su luz diciéndole- Todo está en tu corazón y en lo que la razón haga sobre él, de modo que tú misma te encerraste y decidiste cuando emerger, tú eres tu temor y tu salida. 

La princesa cayó en un sueño eterno, sin nadie que la acompañara a volver a su reencuentro. Está dormida, esperando que su príncipe la libere de su hechizo. Será enlistada entre las princesas que necesitan despertar a causa de algo verdadero que les dé un motivo significativo y no las deje desfallecer nunca jamás, algo o alguien al que aferrarse para toda la eternidad, que evite a toda costa el regreso de la soledad y con ella el del encierro interno.

La luna conjuró el hechizo del encierro y la manera de desvanecerlo, era testigo y confidente, y ahora la guardiana hasta el nuevo amanecer, que espera detrás de la montaña para poder resplandecer. Sólo lo verdadero la rescatará de ella misma, de su encierro, de su sueño eterno….


2 comentarios:

  1. tu tienes la llave de la cerradura. sólo tienes q entender q tienes la capacidad de abrir la puerta...

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