sábado, 13 de marzo de 2010

A dónde has ido…

¿Cuestionarnos nos ayuda?, sí nos ayuda a reflexionar, pero en compañía tuya prefiero no pensar, pues lo único que salen son locuras, que en mi mundo paralelamente inverso son la destrucción de mi realidad. 

¡Basta ya!, no quiero seguir escuchándote, ¿es que acaso no ves que me haces daño y que en la serenidad de tu compañía se destroza mi alma en mil pedazos?... Dudo que alguien se detenga a recogerlos, la verdad no creo que para alguien valga la pena, por eso ¡calla ya!, déjala en paz, que aunque esté algo maltratada sigue junta.

Después de la última vez, recogí cada pedazo y lo puse en donde pensé que iba, la pregunta es... ¿Cada pedazo está donde le corresponde?, o acaso quedó como un cuadro de Picasso, donde cada cosa está en un lugar subalterno, que se ve bien por ser arte pero no porque así sea el mundo real, o más bien la construcción que tenemos de ello. 

Quizás si lo sea para quién lo hizo, después de todo cada uno es lo que quiere ser y muestra lo que quiere que vean, o sea que la reconstrucción del alma es mi obra de arte al estilo Picasso, nada está donde debe según las leyes de la “cotidianidad”, pero hace una gran labor, se ve bien ante los demás, como una estrella de Hollywood, siempre luce espectacular. Pero, ¿dónde queda lo otro?, excelente pregunta. Mis sentimientos y recuerdos encontraron refugio detrás de una máscara, no importa cuál sea la situación, siempre se muestran serenos y gozosos, no importa si las fuerzas están a punto de culminar, logran extraer – no sé de donde - una extra carga para ser el apoyo de otros, no importa que tan débil esté el Yo, siempre piensa en el resto del mundo, en no hacerle daño a mi familia, en no decepcionar, en no ser lo que siempre han criticado, juzgado o incluso temido.

¿Por qué es triste mi sonrisa?, ¿es que acaso mi llanto oprimido me agobia tanto que logra acabar con mi calma mientras la esperanza se escapa de mis manos?, ¿por qué simplemente no libero esas gotas que quieren acariciar mi rostro liberando mi corazón, dejarlas que corran como los ríos o la sangre por mis venas?

Sí tuviera la respuesta a todas estas cuestiones de seguro sabría el porqué mi horizonte pareciera estar cada vez más lejos, debería usar las lágrimas como lupas para ver desde una perspectiva diferente, mi horizonte más grande y cercano, quiero cambiarme al lado del camino donde el cielo es más azul y la naturaleza más verde, con lindos pastizales adornados de rosas maravillosas, donde la lluvia es de miel, donde el agua de los riachuelos es tan cristalina que refleja mi sonrisa... 

No viviré de prisa, solo sentiré la brisa mientras contemplando el cielo agradezco todo lo hecho, reposaré sobre el tierno suelo esperando el regreso funesto de mi negro desierto, dejando atrás un hermoso recuerdo que solo revive cuando entro en mis sueños…

A dónde has ido… 



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