domingo, 3 de noviembre de 2024

Todo ha cambiado un poco…

Es curioso pensar que años atrás me remitía a las letras solo cuando quería gritar tan fuerte que los pulmones estallaran y todo por fin tuviera un final, en efecto vengo a desahogarme pero ya no queriendo terminar con todo como si despertar de un sueño se tratara.  


Durante mucho tiempo he estado alejada de escribir, al menos con la intención de publicar, y hoy siento esa profunda necesidad de hacerlo y contarle, a quiénes quizá, llevan años siguiendo mis letras y encontrando en ellas un refugio. 


Hoy puedo decir, con una sonrisa, que no morí, que muchas cosas que parecían tormentosas dejaron de serlo y que en la constante búsqueda de mi verdadero yo, me encontré, en aquella silla que creía vacía pero que siempre estuvo ocupada por el inexplicable vacío que habitaba en mi interior, invisible pero tormentoso. 


Hoy me abrazo, hoy me siento orgullosa de mí porque no sucumbí ante tantos pensamientos devastadores que amenazaban una y otra vez con terminar conmigo, con mis sueños. 


Hoy hace un año aproximadamente, tuve una experiencia que me llevó a un límite indescriptible… creo que nunca había estado tan cerca de lograrlo, nunca había acariciado a la muerte de la forma que lo hice ese día, y acepto que por un momento se sintió perfecto, sin embargo, por primera vez tuve miedo de lo que había hecho. Al final se resolvió, digo, estoy aquí escribiendo esto y bueno, desde ese día me prometí que jamás me haría algo así, pasara lo que pasara. 


Ha sido un año muy complicado, como para muchos, ya lo sé, pero este es mi espacio, así que de manera egoísta hablaré solo de mí. Estoy a pocos días de cumplir años, y aunque es una fecha que me “emociona”, pues es el único día del año que creo que soy lo más importante del universo, también me asusta mirar hacia atrás y darme cuenta cómo ha pasado el tiempo, cómo quizá he perdido oportunidades, cómo ya es demasiado tarde para muchas cosas, cómo la responsabilidad ahora pesa y por más que quiera no puedo solo librarme de ella. 


Hay tantas cosas que aún no he hecho, y no sé a ciencia cierta cuánto tiempo me queda, no sé si lograré hacer todo lo que tengo en mi cabeza. A veces, con bastante frecuencia me siento tan perdida, desorientada, a veces me pregunto qué estoy haciendo con mi vida. Ante los ojos de los demás es exitosa, es decir “tengo buenos trabajos”, vivo sola con mis gatos y me doy “lujos”... pero solo la luna, mi eterna compañera, sabe cuántas veces en la noche lloro desconsolada porque aunque estoy agradecida con la “vida que tengo” no es lo que quiero, y aunque muchos vengan a decir que es lo que necesito, aún conservo ese joven sentimiento de convencimiento de que “vine a hacer algo más grande a este mundo” que solo seguir el juego… uno que denomino el juego del encierro. 


A 6 días de mi cumpleaños, mantengo firme el pensamiento, sentimiento y deseo de que algo grande pasará, no como un acto de magia, más bien como una respuesta a años de esfuerzo y dedicación. Me rehúso a pensar que solo vine a “vivir una vida planeada por alguien más”. Me prometo que un día, volveré a este escrito y le diré a mi yo del pasado: “Lo logramos, gracias por creer”. 


Ya no más intentos de desaparecer, ya no más permisos a los demás para lastimarme, ya no más migajas de amor, ya no más permiso de sobrepasar los límites… Merezco ser feliz, merezco ser amada, merezco ser admirada, y comienzo por mí misma, por amarme y respetarme tal y como soy. 


Mi querida yo, hoy te abrazo, y de corazón te pido perdón, gracias por ser tan fuerte, gracias por ser tan leal y apasionada, gracias infinitas por estar aquí, por respirar y mantener el anhelo intacto de hacer algo más que lo normal. 


martes, 18 de julio de 2023

Contar hasta 10…

 1, 2, 3, 4… no puedo contener el llanto por tanto tiempo, hace tanto pero tanto que no sentía el pecho tan estrecho, hace tanto que no sentía el alma escaparse en cada sollozo, mientras mi cuerpo desesperado camina de lado a lado sin saber qué hacer para encontrar de nuevo un poco de calma en lo que sin darnos cuenta se ha convertido en una tormenta. 

1, 2, 3… respira profundo, ¿qué es lo que estás pensando? ¡Ni se te ocurra!, me repito una y otra vez mientras me ahogo en el silencio de mi llanto, sujetando mi cabeza, mirando tímidamente al cielo buscando algún tipo de consuelo. 

1, 2, 3, 4, 5… trato de contar rápido a ver si consigo llegar al 10 antes de que aquellos sórdidos pensamientos me invadan… Seguro que no soy la primera ni la última que en momentos de “tragedia” está sola consigo misma, preguntándose el porqué de aquel destino que parece desdichado y sin ningún objetivo… qué feo se siente estar tan desbordada y no tener quién te dé un abrazo o una cachetada para salir de ese estado.  Me encantaría tener a alguien que saliera “en mi auxilio” y me salvara de mí misma… pero seamos realistas, eso no va a pasar, vivo demasiado lejos de la ciudad. 

En medio de la sala, acostada en el suelo, trato de regular mis sentimientos y pensamientos, tratando de racionalizar lo que en este momento siento… No entiendo bien si es frustración, cansancio, decepción, tristeza, rabia, ira, enojo, lo que sí sé es que estamos en una sociedad donde realmente a nadie le importa cómo estás, si su pellejo “está en juego” nadie, absolutamente nadie se va a arriesgar por ti. 

Igual que muchos, actualmente vivo una situación algo compleja en términos económicos, como consecuencia de una serie de malas decisiones. Una de las cosas más espantosas ha sido aguantar hambre por más de 3 días y estar día con día buscando cómo sobrevivir y no morir en el intento, o no intentar hacerlo. Y es muy triste cómo pides ayuda y se jactan en tu cara sobre tu situación, o simplemente tus “amigos” te dan la espalda porque estás “muy quejetas” y eso no les funciona en sus vibes… 

1, 2, 3, 4, 5, 6… A lo largo de los años, han habido un par de temas recurrentes entre mis letras y son el abandono y la soledad profunda que mi alma siente, aún más en momentos tan complejos como el actual, donde la vida pareciera que quiere exterminar tu ser, en los que dices “ya no más por favor, déjame respirar”. 

Y por más que pasan los años, y las circunstancias que desatan esos sentimientos sean diferentes, la sensación es exactamente la misma… bueno, quizá ahora hay una diferencia abismal y es que ahora soy una “adulta” y como tal hay muchísimas más responsabilidades y obligaciones de las cuales simplemente no puedes salir corriendo por más que quieras. 

A veces quisiera tener el don de duplicarme para abrazarme y decirme que todo estará bien,  para hacerme una conversación estúpida que me ayude a disipar la mente, a pensar quizá en el clima y entre chistes escapar aunque sea un rato de lo que se constituye mi realidad. Quizá muchos piensen que soy muy débil o cobarde, y quizá sí, no lo sé, lo que sí sé es que a veces quisiera no sentir con tanto exceso. 

A veces no sé qué hacer con tanto y me abrumo… el silencio puede llegar a ser mortal, las ideas autodestructivas aparecen, una detrás de la otra, la última más sórdida que la anterior… y luego pienso en mis gatos, y digo: si yo no estoy, quién los va a mimar como yo los mimo… 

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8… Son los únicos seres que siento que “me necesitan” y para quienes significo algo realmente grande e importante… Son los únicos que están todo el tiempo a mi lado, los humanos siempre tienen cosas más importantes que hacer y nunca están todo el tiempo por más rota que te sientas… Soltarte les resulta fácil. 

1, 2… pensé que estaba logrando controlar los pensamientos, pensé que estaba encontrando un punto de anclaje, pero la verdad es que mis pensamientos no dejan de fluir en mi contra… lo único que quiero es que este desierto negro pronto llegue a su fin y sea capaz de ver el arco iris al final de la tormenta… o quizá termine por ver la luz al final del túnel… hoy, hoy no tengo certeza de eso. No alcancé a llegar a 10, quizá mañana lo intente de nuevo o me quede con la incertidumbre de pronunciarlo al final de la secuencia.  


miércoles, 8 de septiembre de 2021

Carta a una vieja amiga

Tal vez sea una dramática, pero es tan triste y frustrante siempre tratar de entender a los demás, entender sus bajones de ánimo, su ira, sus cambios de humor y que cuando tú te encuentres sumido en la tristeza incontrolable no tengas quién te escuche, quién te “aguante”. 

Y es entonces cuando con mucho dolor miro al pasado, y me encuentro con tu recuerdo, intacto, intangible, perfecto, angelical… y no sé si sepas lo que siento, pero puedo decir que la falta que me haces es inconmensurable, amaría tener una llamada contigo, una caricia, una risa, un juego de cartas, de dominó, ver un partido de tenis, Investigation Discovery… tenerte, así sea al otro lado de la llamada, y saber que todo estará bien, que todo pasará, que el dolor se irá, las lágrimas se secarán y la sensación de ahogo en el pecho desaparecerá… siempre estuviste para mí aún cuando ni yo misma me soportaba.

Ha pasado ya casi un año desde tu partida y el dolor de tu ausencia sigue tan fuerte como si apenas hubiera sido ayer. Estaba tan acostumbrada a tenerte en mi vida, a contar con tu amor incondicional que jamás llegué a pensar qué sería de mí sin ti. Nunca llegué a imaginar que sería tan frágil, tan vulnerable… nunca llegué a pesar que sin ti mi vida sería tan pesada, tan difícil de cargar. 

Abuelita, si puedes desde dónde estás, ayúdame por favor, estoy muy cansada emocionalmente, cansada de que las personas me pasen por encima, me traten como quieren, que me manipulen, que me condicionen las muestras de cariño. Estoy cansada muy cansada de estar aquí, en este mundo, siento que no tengo un rumbo, un objetivo, a veces, ya ni sé quién soy, sólo sé que me convertí en un ser inerte que trata día a día encontrar algo que encienda de nuevo la chispa de la vida y me dé berraquera de cumplir todos los que en algún momento consideré sueños. Ahora sólo quisiera cerrar los ojos y no volverlos a abrir más, dejar de sentir, de llorar, de rogar amor, afecto y atención. 

Juro que quisiera saltar por una ventana… terminar con todo, quizá sea muy cobarde de mi parte, pero solo trato de ser sincera con lo que siento, hace mucho no sentía tantas ganas de terminar con mi existencia. 

La violencia más letal, desde mi punto de vista, es la emocional, la psicológica, la que no puedes demostrar, explicar a ciencia cierta, la que viene de personas de tu entero cariño, admiración, respeto y amor. 

No siendo más, me despido por hoy mi fiel compañera, creo que volveré pronto a contarte un poco más de mi día a día...

 

jueves, 6 de mayo de 2021

Estos son los héroes de mi país…

El despertar cada día era algo tan cotidiano que quizá no lo habíamos valorado tanto como hoy, donde la sinfonía que acompaña nuestro día a día son gritos de guerra, de desesperación, de dolor, de lucha, en medio de balas ciegas que no les importa a quién impactan, a quién dañan, a quién hieren, a quién simplemente le arrebatan la vida para ya nunca más tener un nuevo despertar. 


Humanos matando a humanos por órdenes de humanos que juegan a ser Dios, humanos indolentes que solo les importa el poder, la grandeza, el éxito… 


¿Acaso no tienen corazón? ¿Acaso no tienen a nadie en la vida que les importe lo suficiente para no querer perderlo? 


No hay nada más peligroso que un corazón sin empatía y una mente egoísta. Estamos rodeados de humanos que saben que la unión hace la fuerza, fuerza que se convierte en “obstáculo” cuando quieren vivir a costillas de todos aquellos que se esfuerzan día a día por alcanzar sus metas en la vida y por eso nos separan, nos “enseñan a odiar”... Nos enseñaron a aislar al diferente, al que no “encaja”, nos enseñaron a crear reglas de pertenencia a un lugar, a un grupo de personas, incluso a una familia y por eso hoy hay humanos que “creen estar haciendo lo correcto” por pertenecer al grupo que “dirige”, porque les enseñaron que los vándalos somos los que protestamos… porque claro, grupos diferentes tienen ideales diferentes, con el odio de por medio no hay tolerancia, sin tolerancia no hay diálogo y sin diálogo sólo queda la fuerza, fuerza que no necesariamente tiene que ser violenta pero quien “dirige” sabe que el miedo es la mejor herramienta de amedrentar y no hay peor miedo que aquel que te obliga a callar…  pero se les olvida que ese mismo que a veces nos calla es el mejor detonante para crear, para desear un cambio y aquí estamos, gritando de diferentes maneras que ya es suficiente, que no es justo, que todos los humanos, con sus diferencias merecen vivir bien, dignamente, sin pensar en el despertar un día nuevo como un juego de azar sino como un regalo del Cielo, de la vida, del destino, de Dios. 


Jamás serán suficientes minutos de silencio, lágrimas ni homenajes para compensar las vidas de todos aquellos que en pie de lucha se enfrentaron a la violencia de líderes sordos, jamás serán suficientes abrazos para llenar los vacíos de sus madres, hermanos, amigos pero sí deberían ser suficientes pérdidas para entender que nada, absolutamente nada justifica arrebatarle la luz a ningún ser humano. 


Sólo soy una humana más, con el corazón roto, llena de desesperanza, de dolor, de rabia, de impotencia, de tristeza, una humana que al igual que otros humanos, todos los días se levanta dando profundas gracias a Dios por seguir viva, por tener a sus seres queridos respirando y que pide un cese al derramamiento de sangre… 


En memoria de todos los héroes que no abandonaron la idea de un mañana mejor para su familia, amigos, para su país, en lo etéreo los abrazo y en mi corazón siempre estarán… 


#Soscolombia #Nosestanmatando

 

sábado, 10 de abril de 2021

No me dejan llorar…

Antes creía que escribir era la única manera de estar sola, como dice Fernando Pessoa, pero realmente es la única manera de estar acompañada. El mundo es demasiado hostil, demasiado duro, demasiado egoísta, es un lugar donde debes existir con máscaras, donde no puedes ser tú realmente, donde debes jugar del lado de la hipocresía, de lo que esperan los demás de ti… un lugar en donde bajo ninguna circunstancia debes mostrarte vulnerable. 

Hoy es 10 de abril del 2021, puedo decir que llevaba mucho tiempo sin desear tan profundamente mi extinción y parece que mi cuerpo lo sabe, quizá también lo anhele por sus comportamientos… Estoy en esos momentos en los que deseas desaparecer, resetear todo, dejar de sentir, dejar de pensar, dejar de soñar, de anhelar, dejar de ser todo eso que duele y sentirte libre. 

La violencia no solo es física, ya a estas alturas estoy segura que todos lo sabemos…  y la verdad, aunque suene descabellado, es que preferiría mil veces la que deja moretones y no la que te quita las ganas de vivir. Es aún más doloroso cuando las palabras hirientes vienen de un ser especial en tu vida.  Sé que tengo innumerables errores, sé que no soy perfecta, sé que debo arreglar muchas cosas pero estoy segura, aún con mi baja autoestima, que son más las cosas buenas que las cosas malas las que me hacen ser quién soy. Últimamente me siento reducida, limitada, humillada, con temor, siento que no importaría si ya no hago parte de este mundo, realmente a nadie le haría falta, nadie estaría dispuesto a salvarme, si de alguien pudiera depender, claro está. 

Qué pesado se pone el aire cuando te ignoran, cuando la ansiedad se apodera de tu cuerpo, cuando tu mente quiere respuestas, cuando no entiendes lo que pasa, cuando sientes que es tu culpa, cuando no puedes hacer nada para remediarlo, cuando te cuestionas para qué naciste, cuando la razón de tu existencia se desvanece, no la ves clara, te ahogas, gritas pero nadie te ve… cuando pides ayuda, cuando sientes que no puedes solo, cuando todo lo que anhelas es un abrazo… pero desear no es suficiente, nada pasa,  pasando todo en tu interior… 

“Siempre se hace la víctima, siempre llora, siempre la misma mierda… no tiene iniciativa”... fuertes palabras para alguien que se esfuerza día a día por levantarse y dar lo mejor de sí. Y sí, lloro para no gritar, para no pelear, lloro para sacar todo lo que callo, lloro para liberar mi alma, lloro en la ausencia de bondad y comprensión, lloro cuando no entiendo el por qué de tu reacción, lloro para no morir, para no pensar en cómo deshacerme de mí… 

Nada de lo que pueda cometer lo hago para sacarte el mal genio, sólo quiero hacerte feliz, pero parece no importarte. ¿Cómo puedo saber qué te molesta si no me hablas?

Podría seguir durante toda la noche escribiendo, expresando lo que siento, lo que pienso pero sólo aumentaría mi frustración de que aún siendo la mejor versión de mí, no es suficiente. 

Quienes siguen mi blog desde hace años saben bien que de vez en cuando me dan ataques de depresión, donde todo lo veo turbio, oscuro, donde nada tiene sentido y si tú, querido lector también has pasado por depresión, sabes perfectamente a lo que me refiero… y estoy en ese momento de oscuridad. Llevo años buscando ayuda, haciendo cosas que me saquen de aquel agujero, pasa el tiempo y creo estar bien pero de repente choco con circunstancias que me hacen ver que no estaba tan preparada y lista como creía, que aún hay heridas que me lastiman mucho y que me llevan de nuevo a ese vórtice del terror.  

Gracias por leer hasta acá.