domingo, 13 de mayo de 2012

Conejo Blanco...


Siempre ocurre de la misma manera, quizá el guión cambie y los personajes también, pero siempre es la misma historia… con el mismo final… al finalizar un día como hoy me encuentro a solas en mi habitación llorando un recuerdo…

Perdida me encuentro en un mar de sentimientos que no sé si sean falsos o verdaderos, no sé cuáles de ellos ya se extinguieron y lo único que veo son sus recuerdos…

Mi alma vacía se hace trizas, el silencio se rompe con los pedazos de mi corazón revotando en el suelo… mil sueños de desvanecen en la penumbra de la soledad que ahora abraza mi cuerpo perforando mi pecho sin piedad.

Las melodías en piano logran tipificar la profundidad de mis sentimientos y trascender más allá de las máscaras y sonrisas baratas que muchas veces debo ofrecer todo en pro de mantener a los demás con la esperanza de verme siempre radiante, feliz, dispuesta a estar para todos ellos, siendo su fortaleza, su refugio… algo que no podría ser si vieran la cantidad de heridas que tiene mi alma y mi corazón…

Aún recuerdo el día que recibí de tus manos prodigiosas aquel conejo blanco y vestido rosado, me hiciste tan feliz, puedo reproducirlo en mi cabeza como su hubiese sido ayer… aún conservo ese hermoso conejo, sí después de 17 años… por los años ya está ajado, maltrecho y percudido de tantas lágrimas que en tu ausencia he derramado sobre él, buscando en su materia tu recuerdo inmaculado, perfecto, vivo y eterno… sé que es un algo material, sin vida, sin esencia, pero sí con una gran significado para mi… lo tendré conmigo hasta el día de mi último suspiro.

Aún abrazo al conejo buscando la paz en la que vivía en ese momento, aún lo miro a los ojos tratando de buscar respuestas a preguntas que con el tiempo han cambiado y sé que nada más aparte del silencio logrará responderme…

Al menos tengo un conejo blanco que me recuerda la maravilla de existencia que eras cuando estabas completa, aún organizo su vestido rosado, ato su cinta tal cual lo hacía antes de decirte “Mira mi hermoso wonejito” y tomarlo de la mano como si fuera mi mejor amigo, amigo que jamás me ha hablado en un idioma diferente al del silencio o mi voz alterada fingiendo sus respuestas…

Un conejo blanco que logra perpetuarte en mi existencia día a día sin olvidar ningún detalle ni pasar por alto todo lo que por mi hiciste y aún en la ausencia logras…

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