Siempre
ocurre de la misma manera, quizá el guión cambie y los personajes también, pero
siempre es la misma historia… con el mismo final… al finalizar un día como hoy
me encuentro a solas en mi habitación llorando un recuerdo…
Perdida
me encuentro en un mar de sentimientos que no sé si sean falsos o verdaderos,
no sé cuáles de ellos ya se extinguieron y lo único que veo son sus recuerdos…
Mi
alma vacía se hace trizas, el silencio se rompe con los pedazos de mi corazón
revotando en el suelo… mil sueños de desvanecen en la penumbra de la soledad
que ahora abraza mi cuerpo perforando mi pecho sin piedad.
Las
melodías en piano logran tipificar la profundidad de mis sentimientos y
trascender más allá de las máscaras y sonrisas baratas que muchas veces debo
ofrecer todo en pro de mantener a los demás con la esperanza de verme siempre
radiante, feliz, dispuesta a estar para todos ellos, siendo su fortaleza, su
refugio… algo que no podría ser si vieran la cantidad de heridas que tiene mi
alma y mi corazón…
Aún
recuerdo el día que recibí de tus manos prodigiosas aquel conejo blanco y
vestido rosado, me hiciste tan feliz, puedo reproducirlo en mi cabeza como su
hubiese sido ayer… aún conservo ese hermoso conejo, sí después de 17 años… por
los años ya está ajado, maltrecho y percudido de tantas lágrimas que en tu
ausencia he derramado sobre él, buscando en su materia tu recuerdo inmaculado,
perfecto, vivo y eterno… sé que es un algo material, sin vida, sin esencia,
pero sí con una gran significado para mi… lo tendré conmigo hasta el día de mi
último suspiro.
Aún
abrazo al conejo buscando la paz en la que vivía en ese momento, aún lo miro a
los ojos tratando de buscar respuestas a preguntas que con el tiempo han
cambiado y sé que nada más aparte del silencio logrará responderme…
Al
menos tengo un conejo blanco que me recuerda la maravilla de existencia que
eras cuando estabas completa, aún organizo su vestido rosado, ato su cinta tal
cual lo hacía antes de decirte “Mira mi hermoso wonejito” y tomarlo de la mano
como si fuera mi mejor amigo, amigo que jamás me ha hablado en un idioma
diferente al del silencio o mi voz alterada fingiendo sus respuestas…
Un
conejo blanco que logra perpetuarte en mi existencia día a día sin olvidar
ningún detalle ni pasar por alto todo lo que por mi hiciste y aún en la
ausencia logras…
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