A veces no se es consciente de lo que se hace por los demás, sólo quién lo recibe entiende el valor significativo del sentimiento que se le expresa. En otras, no se aprecia la calidez de un sentimiento genuino, se deshecha sin tener en cuenta el por qué para la existencia de ese sentimiento, que ha dejado el ser para ser fruto en otro ser.
Herir va más allá de hacer una lesión por la que brote sangre incesantemente, también se puede herir el alma sin necesidad de un arma corto punzante tangible, una palabra puede desgarrarla por completo siendo las expresiones el filo del armamento y el viento el mango de donde lo sostenemos.
Gotas de agua recorren las mejillas de mi rostro, su rastro húmedo sobre la piel delata el dolor con el que fueron derramadas, nadie puede detenerlas, eran prisioneras de la fortaleza que ahora quebrantada expresa la sensibilidad de alma. El querer mantener la calma es un buen deseo, el hacer que eso se cumpla, un suplicio por completo.
El daño está hecho, tu corazón noble no lo recuerda, pero mi mente arrepentida es consciente del daño infringido, la ira es la peor compañía para las palabras, las convierte en cuchillos que atacan directo a la yaga del “contrincante”, no se mide, sólo sale, elimina el sentir, pervierte el conocimiento de “quién es el otro ser” para crear la estrategia perfecta, y así finiquitar con las razones que motivan el palpitar del corazón.
El pedir perdón no remediará por completo el dolor, pero abrirá de nuevo una pequeña senda entre las dos… Así que… Lo siento.
...^^... Si se puede!!!!!!!!! :P
ResponderEliminar