La
vida tiene la capacidad para volverse caótica sin avisar, sin importarle lo
mucho que se va a cargar y el dolor tan grande que puede causar…
Todo
se acumula, el silencio apresa los sentimientos en el caparazón del “qué dirán”
y el cuerpo se convierte en una coraza sonriente, en una máscara, en una
persona… en un ser inercial que evita vivir en realidad, que piensa sin razonar
y hace sin trascender… sólo trata de ocupar su lugar en el espacio…
Es
un dolor sin forma, es un abstracto de existencia etérea que te perfora el alma
y confunde tu razón con la lógica de lo que no es…
Qué
buenas remembranzas, recuerdos que pregonan la existencia de un algo
maravilloso que se esfumó en una noche fatídica… pensar en ello y sentir el
vacío de la ausencia, saber que por más que lo desees no volverá, que jamás
podrás decir cuánto sientes por aquellas palabras que pronunciaste airada… sólo
te queda lamentarte por no haber hecho más cuando tuviste el tiempo… preguntar
una y otra vez porqué y tratar de entender de la mejor manera que así las cosas
deben ser…
Siempre
he pensado que el dolor es necesario e inherente al hombre, sin él no sabrías
qué es el no tenerlo, sin tristeza no podríamos reconocer la felicidad, sin
vacío no sabríamos qué es llenar la ausencia de… no valoraríamos los regalos
divinos que nos envía el cielo cuando menos lo esperamos.
De
eso trata la vida, si el vaso estuviera siempre lleno sería aburrido,
terminaríamos por ahogarnos... los excesos son malos… el tener motivaciones
para afrontar lo difícil hacen de la vida una montaña rusa, quizá dolorosa a
veces, que construye lo que eres y quién eres.
Sí,
lo sé, es contradictorio, sé que muchos pensarán “pero sí lo sabe, si tiene esa
perspectiva de la vida porqué se entristece y deja que la asalten los
fantasmas”… El problema no radica en saber o no sobre algo, sino en aplicarlo,
decirlo resulta tan fácil pero vivirlo quizá no…
Sentir
tanto dolor, vacío… llegar a casa y sentir el gélido beso del viento… sí, de
aquel espacio en el tiempo y en el espacio capaz de capturarte en sus
intimidantes ojos inexistentes, que ves cuando sucumbes ante el eco del
silencio y la necesidad de un abrazo en medio del desierto negro de los malos
sentimientos…
Pero…
si sucumbes todo estará perdido... el que lo veas medio lleno significa que
sabes que hay un pedazo medio vacío pero por encima de todo está el luchar
antes de que esté vacío por completo; si es al revés, la esperanza está
eclipsada por los miedos... esos que no te dejan vivir a plenitud... miedos que
te quitan oportunidades únicas... Miedos que toman fuerza en la soledad de la
noche, en cesar de las esperanzas… en los pedazos de alas rotas que alguien se
encargó de cortar y que con dificultad tratarás de reconstruir.
Complicado…
momentos dicotómicos en medio del caos, sucumbir ante la adversidad un poco te
hace valorar lo que tienes en el ahora, sí… como tantos otros he perdido seres
que marcaban mi existencia, que lo eran todo para mí pero quizá en el afán de
revivir recuerdos pierda la mágica oportunidad de compartir con quienes ahora
lo son todo.
Elucubrar
en el silencio verbal, analizar tu alrededor, tus problemas, lo que atañe a tu
corazón en la dicotomía de la vida te convierte en el mar, profundo, capaz de
transformar la atmósfera, pintar todo de su color... refugiar al sol y a la
luna, reflejarlos, entenderlos... Amo la magia de las letras, siempre logran
responderme lo que sin ellas jamás resolvería, alivianan mi carga, renuevan mi
esperanza y me aferran a lo bello de mi realidad, que aunque justo ahora se
torne algo lúgubre, hay un farolito que me pide a gritos que lo tome entre mis
manos y le permita iluminar mi camino…
Comenzó
mayo, tormentoso mes de recuerdos e historias que encierran mi ser en un remolino de emociones,
pensamientos y sentimientos sin orden o lógica, sólo se atraviesan como lanzas
en medio de mi pecho, ideas traviesas revotan en mi cabeza… desaparecer siempre
es la primera.
Sabiduría
límbica: evitar cualquier manifestación coherente de emoción, sentimiento y
evocar el ser de una piedra, que inercial, divaga por la vida sin racionalizar
lo que es, simplemente es, no cuestiona sólo vive, no pregunta sólo habita, no
llora sólo deja que la lluvia la purifique, la pula y la convierta en una
piedra más hermosa.
Quizá
no estoy en mi mejor momento racional, pero todo esto pasará y más adelante
podré hablar de todo lo que aprendí mientras trasegué en medio del desierto
negro, mientras tanto sólo me quedan algunos recuerdos, palabras, olores,
experiencias… unas cuantas lágrimas, y otras tantas disfrazadas de
sonrisas… todos nos narramos constantemente, pero no a todos les interesa
leernos con la profundidad que merecemos, entre líneas, escudriñando lo que
realmente pasa por el libro de nuestra vida…
Mayo
es un capítulo que se re-escribe anualmente, lágrimas nacidas en el mismo vacío
con la esperanza de compañías nuevas que me abrazan menguando el dolor…
Bienvenido señor Mayo, aprovecharé cada dolor para convertirlo en prosa, en
viento que pula la roca… Un cúmulo de
acciones que aumentan el vacío del recuerdo y la necesidad de recuperar lo
perdido...

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