domingo, 5 de mayo de 2013

Mi Luna...


El sol, el astro más grande y sublime de la vía láctea, tan magnificente y atrayente, que mantiene nueve o quizá más planetas girando a su alrededor, capaz de proporcionar calor, de dibujar colores cálidos al asomarse detrás de las montañas cada mañana y al despedirse en los atardeceres detrás de los grandes océanos, dejando el lienzo del cielo teñido de negro… 

Se va oscureciendo la mitad del firmamento, dejándole paso al astro más perfecto y más bello, adornado de brillantes salpicaduras a su alrededor… La luna aparece con su juego maestro de aparecer y desaparecer con el correr de los días, adornando la penumbra con tímida luz de plata, se convierte en testigo de lágrimas escondidas, pensamientos escrupulosos, palabras temerosas, dolores agobiantes; diestra en el silencio aguarda paciente a que vayamos a su encuentro para convertirse quizá en nuestra mejor aliada y amiga…

Más de una noche he pasado en vela contemplando su belleza,  admirando la magnificencia de lo que ser luna acarrea… un astro capaz de reflejar la luz de alguien más… no precisamente porque no exista sin ella, sino porque su fortaleza es mayor, siendo así capaz de demostrarle la grandeza del espíritu a alguien incapaz de verlo por sí mismo.

Aun entre las sombras, ella se encuentra atenta a cada una de las letras que pasen por mi cabeza, un astro altruista que no espera nada más que sonrisas al verla brillar bajo el cielo, sobre el mar, con su perfecta circunferencia que nos hace anhelar hasta ella llegar… una cuna, un columpio y por qué no un escondite seguro…

Es difícil creer que algún día se logre llegar a tan siquiera palpar una mínima parte de ese astro celestial, pero es imposible afirmar que en la tierra eso no puede pasar, hay muchas lunas rondando planetas esperando que un sol les permita demostrarles de que están hechos… hay lunas que te encuentran y te atrapan en el embrujo de su bondad y comprensión… 

Hay una luna que me demostró el valor que tiene mi corazón y todo aquello que llevo en mi interior, una luna de tierna figura y sonido angelical que iluminó la existencia de un sol que solo podía brillar para los demás sin lograr ver su resplandor al un espejo encarar… 

Tengo una luna que se convirtió en mi sol al hacerme irradiar lo que realmente tengo para dar… Un sol jamás será completo si no tiene una luna que secunde el fulgor de su corazón…

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