domingo, 16 de octubre de 2011

Ausencia compartida…


En el abrazo inclemente de tu ausencia comprendo que sin tu esencia mi ser no se encuentra, perdida en la tormenta mi alma intenta remendar la grieta que la ha dividido en dos… las lágrimas del cielo se deslizan suave por la ventana, el suspiro ausente empaña la ventana y aquella pequeña tormenta en mis ojos se debate para no inundar su calma con rocío de dolor despiadado que de seguro desgarrará un corazón inocente en pedazos inconsistentes difíciles de regresar a su lugar.

Como duele pensar en el ayer y añorar tantos momentos que jamás volverán, como duele recordar palabras hermosas que a mi corazón daban paz y saber que ya no las tengo porque perdieron su sentido en el silencio.

Como quisiera que este momento no existiera, como quisiera ser más importante y merecer aun lo que tenía antes… no sé en qué momento lo perdí, no sé por qué dejé de ser el ser especial que era para ti y ahora no soy más que un estorbo.

Sé que quieres que dejemos de ser una sola esencia, pensando que así la felicidad regresará a mí, pero sabes estás equivocada; sin embargo no puedo seguir suplicando que te quedes a mi lado si ya no existe esa magia, ese carisma… ese amor que nos caracterizaba, yo solo quiero que seas feliz así deba sacrificar mi bienestar para que lo seas.

Una vez más la hermosa luz se extinguió y estoy yo con mi soledad a cuestas… pero qué más da, bien decía aquel ser que todo en la vida son etapas, aunque tú seas una que jamás quisiera terminar. Pero poco o nada vale lo que quiera, sueñe, anhele, desee, las cosas son y no se pueden cambiar por mucho que duela…

Una vez más la ausencia de mi ser especial me mata, me destruye… me deja encerrada en las cuatro paredes de mi mente, de mi verdad, de mi realidad… una realidad que me carcome de saber que ya no te tengo… pero jamás dejarás de ser la persona a la que más amo en el universo… sin importar la calidez de mi cuerpo o la materialidad de mi existencia, siempre te amaré…

Ríos de dolor recorren mis mejillas, mientras ideas vagas y dispersas recorren mi mente, sentada frente a mis palabras me debato en qué hacer con mi vida sujetando un bisturí, quizá nada suceda… quizá y ojalá sea el fin de mi existencia…

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